Un rey triste salió de paseo y se encontró con una orquídea en el campo: una orquídea tranquila que no molestaba a nadie.
El rey, a quien le gustaban mucho las flores, nunca había visto una flor como esa, ni siquiera en su propio jardín. Tenía un color púrpura intenso y profundo.
Se acostó el rey cerca de la flor y la admiró por horas, hasta quedarse dormido. Entonces soñó que se le abrían las venas y su sangre se llenaba de tierra húmeda.
Al día siguiente hallaron al rey muerto, cubierto de orquídeas que nacían de su cuerpo.